Nuestra primera prioridad, nuestro mayor logro, es siempre amar a Dios. Pero si amamos a Dios, también amamos a nuestro vecino. Ame a Dios Y ame a su vecino – no hay mandamientos más grandes que éstos. De estos mandamientos depende la totalidad de la instrucción de Dios para nosotros. Si no amamos a nuestro vecino, por consecuencia, no amamos realmente a Dios.
Amar a nuestro vecino requiere un corazón transformado por el Evangelio. Si sólo amamos a aquellos que nos aman, no somos más que un reflejo del mundo. En lugar de eso, debemos amar como Jesús amó. Debemos amar en palabra y acción, a pesar de las diferencias o barreras. Demos amar a los pecadores, los parias, por lo menos… incluso debemos amar a nuestro enemigo.
Le hemos pedido a Dios que nos muestre como estar centrados en los vecinos y cómo amar al vecindario de Lanark Park donde vivimos. Después de mucha oración y consideración, llegamos a los siguientes tres principios para estar centrados en los vecinos.
Participar: Queremos saber, escuchar, entender y aprender de este vecindario; queremos caminar con nuestros vecinos y construir relaciones.
Colaborar: Queremos unirnos con nuestros vecinos para entender dónde y cómo se rompen las relaciones en el vecindario – materialmente, interpersonalmente y espiritualmente; para identificar la necesidad del Evangelio.
Responder: Con nuestros vecinos, queremos responder para restaurar esas relaciones materiales, interpersonales y espirituales, para proclamar el Evangelio, enseñar el Evangelio y hacer en Evangelio.