"La Iglesia descansa en el centro del propósito eterno de Dios. No es una reflexión tardía. No es un accidente de la historia. Al contrario, la iglesia es la nueva comunidad de Dios. Pues su propósito, concebida en una eternidad pasada, siendo trabajada en la historia, y a ser perfeccionada en una eternidad futura, no es sólo salvar a los individuos aislados y así perpetuar nuestra soledad, sino construir su iglesia, eso es, para llamar fuera del mundo a un pueblo para su propia gloria." - John Stott
Como creyentes redimidos, ahora estamos en Cristo a través de la fe. En Cristo, ahora soy un hijo de Dios, adoptado en su familia. Somos miembros de la casa de Dios. Estar en Cristo significa estar en Cristo con otros que están en Cristo. Le pertenezco a Dios y le pertenezco a mis hermanos y hermanas. No soy autónomo, sino una persona en comunidad. Ésta es mi identidad. Ésta es nuestra identidad.
Jesús llegó para crear al Pueblo (no sólo a los individuos) que viviría bajo su autoridad, y por lo tanto demostraría su obra. Ésta es mejor demostrada cuando nos amamos el uno al otro, declarando y demostrando el Evangelio el uno al otro y al mundo observador. Debemos ser amables, llevar cargas, perdonar, mostrar hospitalidad, orar, alentar, construir, someternos, ofrecer consuelo, exhortar, recibir, instruir, y servir el uno al otro. No podemos amarnos demostrablemente el uno al otro si no estamos en una relación el uno con el otro. Si realmente creemos que nuestra identidad es interdependiente entre sí, amaremos al Cuerpo como nos amamos a nosotros mismos.